BIOGRAFIA
Francisco López Herrero, nace en Madrid el 1944. Titulado en arquitectura de interiores, diseño gráfico, artes plásticas y publicista.
Realiza numerosos proyectos y obras en embajadas y empresas como Loewe en la ciudad de Madrid.
Trabaja más de 30 años como responsable del departamento de promoción de BDF-Nivea S.A. Paralelamente lo compagina intensamente con su profesión artística como pintor y escultor que, a partir del año 2000, su dedicación a las artes plásticas, será absoluta.
Ha expuesto en varias ciudades de España, siendo la de mayor repercusión en la sala de exposiciones del Arco de Santa María en Burgos, exponiendo un total de 30 lienzos, con un trabajo impactante y generoso, protagonizado por el elaborado dibujo y por la cuidada composición, estructurada mediante un voraz cromatismo.
Interesado por los barrios exóticos y más trascendentales de las ciudades donde pinta, la luz y la preferencia por los colores vivos por la que es conocido, surge de su interior usando una paleta muy luminosa, donde el color juega un rol fundamental en la realización de su obra. El análisis del mensaje que se desprende de sus pinturas es positivo y alegre. Francisco Herrero ha conseguido un dominio técnico y una productividad que pocos artistas consiguen. En sus obras consigue fusionar un sinfín de cualidades como la devoción del paisaje urbano, con el uso del color y la técnica de la pintura y un estilo post impresionista.
La técnica que emplea varía según el efecto que quiere conseguir, cubriendo los planos con colores claros, mientras que en otros cuadros pone pinceladas amplias y a veces perfilando todo el dibujo con trazos gruesos. En otras ocasiones, acentúa las líneas o el color con movimiento rítmico lo repite tanto en los dibujos como en las pinturas, vigorosas pinceladas hacen que los objetos representados en ellas parezcan dotados de movimiento, como si estuvieran animados por intensas emociones. Su paleta de pintor se va llenando de colores vivos, y en ella mezcla el verde con el rojo, el azul con el naranja, el violeta con el amarillo. Su colorido guarda poca relación con la realidad, pero eso no le importa, es su creación.
Algunas veces los contornos son definidos con mucha precisión y una fuerte sensación volumétrica conseguida por medio de un extraordinario colorido, pintura detallista y minuciosa y gran potencia expresiva. Incluso el tema exótico se halla inserto en una visión paisajística urbana bastante compleja de planos, con contornos definidos y un extraordinario uso del color, un afán por captar la luz de lo natural, va disolviendo las formas en su ambiente y todos los elementos del cuadro van perdiendo volumen y ganando movimiento y sentido del espacio, derivando hacia una pintura personal que anuncia un potente estilo y lenguaje artístico muy propio. Francisco Herrero recupera la importancia del dibujo y de la preocupación por captar, no sólo la luz, sino también la expresividad de las cosas y de las personas iluminadas.
Algo que nos conmueve es un constante empleo de colores contrastantes para realzar y definir los planos y formas usando efectos pictóricos basados en búsquedas estructurales, espaciales y cromáticas y el efecto del uso de colores puros con gran carga emotiva y modulados distorsionando de la realidad a base de pinceladas curvas que intentan expresar un constante movimiento, lo que convierten las obras de Herrero, en pinturas de elevada sensualidad capaces de conmover a cualquier espectador.